No hay duda de que mantener la casa limpia es fundamental para la salud y el bienestar, pero algunos hábitos cotidianos pueden estar perjudicando la higiene sin que nos demos cuenta. Muchas veces, creemos que estamos limpiando de forma correcta, cuando en realidad podríamos estar acumulando gérmenes o afectando la calidad del aire de nuestro hogar sin querer.
Uno de los errores más comunes es el uso excesivo de productos de limpieza. Aunque parezca que una mayor cantidad garantiza una limpieza más profunda, en realidad, puede generar residuos innecesarios y liberar sustancias que afectan la calidad del aire en interiores. Una alternativa más segura es utilizar productos naturales como vinagre o bicarbonato, que ofrecen buenos resultados sin comprometer la salud.
Aunque uno limpie a diario, otro problema frecuente es ignorar las limpiezas profundas. Limpiar solo la superficie de los muebles o el suelo puede dar la sensación de orden, pero en lugares como las juntas de los azulejos, detrás de los electrodomésticos o en los rincones del baño se acumulan bacterias y polvo. Establecer una rutina de limpieza profunda cada dos o tres meses ayuda a prevenir la acumulación de suciedad y evita problemas de salud.
Demasiado jabón
El uso excesivo de detergente para la ropa es otra práctica que puede resultar contraproducente. En lugar de mejorar la limpieza, el exceso de jabón deja residuos en las prendas, lo que puede causar irritaciones en la piel y dañar los tejidos. Seguir las instrucciones del fabricante y utilizar solo la cantidad recomendada garantiza un lavado más eficiente y seguro.
Aspirar con poca frecuencia es otro de los hábitos que afectan la higiene del hogar. Aunque una alfombra o un sofá puedan parecer limpios a simple vista, en su interior pueden acumularse ácaros y polvo que provocan alergias. Mantener una rutina de aspirado regular, especialmente en zonas de alto tránsito, ayuda a reducir estos agentes nocivos.
Ojo con las mezclas
Otro hábito común pasa por mezclar productos de limpieza sin conocer sus efectos puede ser peligroso. Algunas combinaciones, como la lejía con vinagre, generan gases tóxicos perjudiciales para la salud. Es fundamental leer siempre las etiquetas y no mezclar productos a menos que sea seguro hacerlo.

Limpiar los utensilios
Otro error común es descuidar la limpieza de los utensilios de limpieza. Esponjas, cepillos y mopas pueden acumular bacterias si no se desinfectan con regularidad. Lavarlos después de cada uso y reemplazarlos cuando sea necesario es clave para evitar la propagación de gérmenes.
Por último, dejar los platos sucios en el fregadero puede atraer insectos y convertirse en un foco de bacterias. Acostumbrarse a lavar los platos inmediatamente después de usarlos o colocarlos en el lavavajillas ayuda a mantener una cocina más higiénica y libre de olores desagradables.
Foto | Andrea Piacquadio y Kaboompics.com
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